Historia
Felis silvestris catus
El gato es una subespecie de mamífero carnívoro de la familia Filidae. El gato está en convivencia al ser humano desde hace unos 9500 años.
Hay docenas de razas, algunas sin pelo o incluso sin cola, como resultado de mutaciones genéticas , y existen en una amplia variedad de colores. Son depredadores por naturaleza, siendo sus posibles presas más de cien especies diferentes de animales para alimentarse. También son animales que pueden asimilar algunos conceptos, y ciertos ejemplares pueden ser entrenados para manipular mecanismos simples.
Se comunican con gemidos, gruñidos y alrededor de un centenar de diferentes vocalizaciones, además del lenguaje corporal.
Se creía que el gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) es su ancestro más inmediato, pero evidencias genéticas recientes señalan una procedencia directa de los gatos domésticos actuales con los gatos salvajes del Medio Oriente.
Sin embargo, al tratarse de una subespecie puede intercambiar —y de hecho lo hace— material genético con otras subespecies de Felis silves-tris. Se ha detectado hibridación con el gato montés europeo. Esta hibridación masiva se considera la principal amenaza para la conservación de las variantes salvajes.
También, de forma excepcional, se han obtenido híbridos fértiles con gatos salvajes fuera de la especie F. silvestris; en la década de 1960 la criadora Jean Mill comenzó un programa de cría cruzando gatos domésticos con un ejemplar hembra de Prionailurus bengalensis, obteniendo tras diversos cruces la actual raza de gato bengalí
Domesticación del gato
Como animal de compañia, es una de las mascotas más populares en todo el mundo. Debido a que su domesticación es relativamente reciente, pueden vivir en ambientes silvestres formando pequeñas colonias relacionándose con otros gatos monteses y los seres humanos no controlan el suministro de alimentos o la cría. La asociación del gato con los humanos lo condujo a figurar prominentemente en la mitología y en leyendas de diferentes culturas, incluyendo a las civilizaciones egipscia, japonesa, china y escandinava.
Se observa un efecto relativamente modesto de la domesticación en el genoma del gato basado en su reciente divergencia con los gatos monteses, la mezcla continua entre gatos domésticos y monteses y las escasas diferencias morfológicas, siendo excepciones, las diferencias de comportamiento de los gatos monteses en relación con la docilidad, la gracilidad y la pigmentación. El efecto de la domesticación del gato parece ser modesto en comparación con otros mamíferos, debido principalmente:
- Con la historia reciente domesticación del gato.
- La ausencia de una fuerte selección para las características físicas específicas a diferencia de muchos otros mamíferos domésticos criados para comida, el pastoreo, la caza o la seguridad, el gato se ha domesticado principalmente por estética
- El aislamiento limitado de las poblaciones silvestres con los gatos domésticos.
El proceso de domesticación postula que los rasgos morfológicos y fisiológicos modificados por la domesticación de los gatos se explican por las consecuencias directas e indirectas de los déficit de células de la cresta neural durante el desarrollo embrionario y propone que los cambios en estos genes de la cresta neural están relacionados con la docilidad. Esto sugiere que la selección para la docilidad, como resultado de acostumbrarse a los seres humanos para obtener recompensas de comida, es la principal fuerza que alteró los primeros genomas del gato doméstico. Algunos de los genes afectados son:
- Una región putativa del cromosoma A1 hay dos genes, la protecadherina PCDHA1 y PCDHB4 implicados en el establecimiento y mantenimiento de conexiones neuronales, especificidad sináptica, el sistema de nervios serotoninérgicos del cerebro y el condicionamiento del miedo.
- El gen GRIA1 que codifica para un tipo de receptores de glutamato en el cromosoma A1. Son receptores de los neurotransmisores excitatorios predominantes en el cerebro de los mamíferos y desempeñan un papel importante en la expresión de la potenciación a largo plazo y la formación de la memoria.
- El gen DCC situado en el cromosoma que codifica el receptor de netrina. Este gen muestra una abundante expresión en las neuronasdopaminérgicas. La deficiencia de DCC supone una organización del sistema dopaminérgico alterado, que culmina con el deterioro de la memoria, el comportamiento y el efecto estímulo-recompensa. DCC interactúa directamente con la cola de la MYYO10, un gen crítico para la capacidad migratoria de las células de la cresta neural.
- El gen ARID3B situado en el cromosoma B3 está implicado en la supervivencia neuronal de las células de la cresta neural. ARID3B se induce en el desarrollo de embriones durante la diferenciación de células de la cresta neural para madurar células de los ganglios simpáticos Otro gen situado en el mismo cromosoma, PLEKHH1, que codifica un dominio homólogo a plekstrina. Se expresa predominantemente en el cerebro humano y cuando se altera, conducen a la enfermedad neurológica y psiquiátrica. PLEKHH1 interactúa con el factor de transcripción MYC regulador de las células de la cresta neural, para activar la transcripción de genes relacionados con el crecimiento.
Los genes dentro de cada una de estas regiones juegan un papel importante en los procesos neuronales, especialmente vías relacionadas con circuitos sinápticos que influyen en el comportamiento y las pistas contextuales relacionadas con la recompensa. Cambios en estos genes relacionados con la cresta neural subyacen a la evolución de la docilidad durante la domesticación del gato.
Es un animal instintivamente cazador. Los gatos en libertad viven de forma semisalvaje y cazan roedores.. Los domésticos capturan insectos, ratoines y pequeños pajaros, aunque generalmente no los consumen. Incluso, las presas pueden ser utilizadas como obsequio para el dueño.
Los ancestros directos de los gatos domésticos habrían abandonando gradualmente la vida silvestre para convivir con la especie humana atraídos por los roedores que parasitaban a las comunidades humanas.
Las evidencias arqueológicas indicarían que uno de los primeros lugares de domesticación de los gatos fue la isla de Chipre hace unos 9500 años y que poco tiempo después estos felinos eran comunes entre las culturas de la Creciente fértil. Luego, hace quizás unos 3500 años, y probablemente a través de comerciantes fenicios, el gato fue introducido en Europa continental desde el Antiguo Epigto.
Mitología
Se ha asociado su domesticación a los egipcios.. Para los egipcios eran animales sagrados y, como tales, el castigo por matar a uno de estos era la muerte. La diosa Bastet era representada con cabeza de gato. Cuando uno moría, a veces se le momificaba.
Sin embargo, durante la Edad Media, se pensaba que eran familiares de las brujas. A veces se los quemaba vivos o se los tiraba desde la cumbre de edificios altos durante las festividades. En el mundo occidental es común la creencia de asociar al gato negro con la mala suerte . De hecho, se dio el caso de culpar a los gatos de transmitir la peste bubónica, con lo que fueron exterminados en masa en pueblos y ciudades, contribuyendo a que se multiplicara la población de ratas, auténticos propagadores de la plaga.
Pero en los tiempos actuales la Iglesia Catolica ha declarado también como santos patrones de los gatos a san Antonio Abad, san Francisco de Asís ysan Martín de Porres incluyendo a este felino con los demás animales domésticos, similar a los antiguos egipcios sin importar la raza y el color.
También lo encontramos en el zodiaco vietnamita: es uno de los doce animales del ciclo, incluso en el chino como signo zodiacal.
En el Tibet se los considera desde tiempos inmemoriales guardianes de reliquias y templos posiblemente por la robustez ostensible e inteligencia atribuidas a la variante siamesa que allí en la cima del mundo, se desarrolla. Animal sagrado, venerado y a veces mimado excesivamente, se le considera acompañante en el tránsito obituario, y, en los sueños lúcidos, el subconsciente del que sueña (o viaja) es representado por un gato gigante, obeso, mudo y bonachón.